Hoy me siento con alguien que lleva la palabra voz grabada en el ADN.
Gabi Ribera, más conocido en redes como LA VEU (La Voz), ha sido durante casi dos décadas la voz del Palau Blaugrana del Barça y también presentador en el mundo del wrestling, con programas en Antena 3 y Neox.
Pero detrás de los micros y los altavoces hay otro Gabi: el maestro de primaria de día y coleccionista empedernido de cine en formato físico de noche.
Cuenta en su colección con más de 2.500 ediciones, que disfruta cada día con pasión, como debe de ser.
De los VHS de videoclub a su propia sala de cine construida en lo que antes fue un establo, Gabi encarna esa pasión que los coleccionistas de toda la vida conocemos: el amor por tener la película en la mano, los extras, las carátulas, el ritual de poner un disco y dejarse llevar.
Los orígenes de un coleccionista
En una charla previa, Gabi me contaba que su primera compra fue «Regreso al futuro» en VHS y que sin darse cuenta fue acumulando cintas hasta que los videoclubs empezaron a cerrar. Luego vino el salto al DVD y la «gran cagada» de deshacerse de casi todos los VHS.
¿Recuerdas ese momento exacto en el que dijiste: «vale, creo que ya soy coleccionista de pelis»?
Pues recuerdo mi primera película original, tal cual lo dices: fue «Regreso al futuro» en VHS.
Mi padrino me regaló 5.000 pesetas (unos 30 euros de hoy) por Navidad, y 2.995 pesetas (unos 18 euros) fueron directas a esa joya que me dejó ojiplático cuando la vi de alquiler en el videoclub. Entonces no tenía la menor idea de que un día coleccionaría películas, pero supongo que ese fue el punto de inicio de todo.
Ver Regreso al futuro en VHS, con el «To Be Continued» al final, me dejó con un «Joder, ¿qué acabo de ver?» La semilla se plantó ahí, aunque yo no lo sabía.


Cuando tiraste o regalaste aquellos VHS… ¿cuál crees que es el que más te duele haber perdido?
Gracias a Dios, el cerebro tiene mecanismos de defensa que nos hacen olvidar aquello que más duele o dolerá en el futuro.
Así, de entre las películas originales que compré aprovechando cierres de videoclubs, me duele haberme desprendido de «Great Balls of Fire», el biopic de Jerry Lee Lewis con Dennis Quaid interpretando al Killer of Louisiana. No es un gran peliculón, pero le tengo un cariño enorme porque fue la primera película que fui a ver al cine dos veces.
Por amor a la película, a su música y a la chica que me volvía loquito a mis 13 años (que supe que iba a verla al cine), la había visto la semana anterior y repetí para verlas a ambas: la peli y a la chica (Ari, si lees esto, un beso 36 años después 😜).
De todos modos, pude arreglar esa pérdida hace un par de años en Los Ángeles: fui a una librería de segunda mano con un apartado de DVD y VHS y compré por 2 dólares la edición americana.
Si pudieras mandar un mensaje al Gabi de entonces, justo antes de llenar las bolsas con los VHS, ¿qué le dirías?
«¡NI SE TE OCURRA! Deja los VHS en casa de tus padres, que te los guarde un amigo, mételos debajo de la cama o en un altillo, pero no los regales, no los tires, GUÁRDALOS, pedazo de cenutrio.»
Suerte que voy justito de memoria, porque ese fue, sin duda, el mayor error que he cometido en mi vida de coleccionista.
¿Qué tenía el VHS que tanto echas de menos? Porque vale, el DVD trajo extras y calidad, pero el encanto de rebobinar… tenía algo.
Realmente, en calidad no hay nada que eche de menos.
El DVD supuso un salto enorme. El tema de los idiomas, por ejemplo, fue genial para mí, que ya iba encaminado hacia la docencia del inglés. Soy el «Teacher Gabi» en mi trabajo de lunes a viernes, y no sé cuántas veces vi «Aladdin» en inglés con mis alumnos, porque era la única película infantil que tenía en ese idioma gracias a un amigo que fue a Londres.
Sí que es verdad que el VHS tenía una gran ventaja respecto al DVD o al Blu-ray: si una película tenía un trozo en mal estado, lo veías mal, te jodías 10 segundos y volvías a la peli. Lo digital es caprichoso, y si un cluster o como se llame no funciona, te jodes y no ves la película porque el reproductor no lee el disco. Punto positivo para el VHS.
Por otro lado, la variedad de Serie B/Z que se editó en VHS y no ha sido pasada a DVD… siempre se puede encontrar algún título escondido que creías que no se había editado en disco.
Pero manteniendo la nostálgica (o no tanto) sensación de que los grandes títulos están editados en cualquier formato, hay «caspa» que se encontraba en VHS y que no dio el salto al formato digital. Ojalá pudiera pillar un «DeLorean» para volver al videoclub, encontrar títulos, carátulas y sinopsis imposibles, verlos, reverlos y llevármelos de vuelta al presente.

El salto al DVD y la conciencia coleccionista
El salto al DVD llegó con una promo de banco. De ahí vinieron los primeros packs —Rocky, Kubrick— y el gusto por los audiocomentarios y los extras. Gabi empezó a organizar su colección, a usar una base de datos y a ordenar por orden alfabético.
Me has contado que los audiocomentarios te flipaban. Si tuvieras que recomendar tres «de manual», ¿cuáles serían?
Tal como dices, mi primer reproductor de DVD vino de una promoción de Banesto (el banco).
Llevabas la nómina allí y te «regalaban» un reproductor junto con unas 50 películas que recibías cada dos semanas en casa. Ahí descubrí que, además de poder ver la peli en distintos idiomas, existían los audiocomentarios, que desde el minuto uno se convirtieron en mis extras favoritos.
Pero es extremadamente complicado recomendar un audiocomentario u otro…
Mi paso al DVD coincide con mi matrimonio. Sin mi padre recordándome que debía acostarme y todavía sin hijos, le echaba muchas horas de madrugada. Una peli en DVD duraba la hora y media o dos horas de visionado y lo que cayera luego en extras. Luego vinieron los chavales, y ahí ya cuesta encontrar tiempo para verlo todo.
De todos modos, en el cine español —que se lo ha currado bastante en algunos casos— los de Álex de la Iglesia siempre son excelentísimos, y Santiago Segura tiene muy buenos en sus «Torrentes».
A Amenábar también le he escuchado alguno genial, como el de «Tesis», por ejemplo.
En inglés, como enfermo del fútbol americano, debo recomendar los de «Friday Night Lights» (tanto la película como la serie), brillantes.
«Regreso al futuro», «Grease», «Gremlins», la saga de «Indiana Jones», «Star Wars»… son de mis pelis favoritas y todas tienen buenos audiocomentarios (incluso hay uno de «Regreso al futuro» que no deja de ser un «Q&A» con público, totalmente disfrutable).
De todos modos, cuando tengo tiempo veo cine, y si no hay audiocomentarios, siempre que me gusta una peli investigo en IMDb o similares. Con los años cuesta recordar qué has escuchado y qué has leído. El audiocomentario y/o los extras doblan (como mínimo) el tiempo de visionado y disfrute de una película.
¿Eres de los que ve los extras de una tacada o te los dosificas como si fueran postre después de la peli?
No tengo límite. Como decía antes, veo la peli y, si me ha gustado, me lanzo de cabeza a todo el material adicional.
Si está disponible, el orden es: película, audiocomentario, escenas eliminadas, making of y lo que surja. Y cuando el disco viene pelado… IMDb, Filmaffinity, Wikipedia o lo que sea; pero siempre que puedo, intento ir más allá.
En verano, las noches se alargan y ahí ya… intento no acostarme más tarde de las 4 a. m., pero como dicen los Hermanos Marx: «Estos son mis principios, y si no le gustan, tengo otros».
Este verano revisioné por enésima vez las cinco temporadas de la serie «Friday Night Lights» (76 episodios de casi una hora cada uno) con sus extras, y quizás se me caían los ojos por la mañana, pero, como decía antes, los audiocomentarios y los extras en general duplican o triplican el disfrute de ver una película o, en este caso, una serie.

¿Alguna vez te ha pasado de comprar una película solo por sus extras?
Sí, claro. Que levante la mano quien no lo haya hecho.
Busco más títulos nuevos que ediciones, pero varias veces he comprado una edición simple y, al cabo del tiempo, he sucumbido ante una versión cargada de extras. «Titanic», «Rec», «Grease», «Gremlins», «Regreso al futuro»… a veces por un salto de DVD a Blu-ray, pero generalmente porque la nueva edición venía repleta de contenido adicional.
No me van a vender dos veces la misma peli porque la segunda venga con cromos, camiseta, postales o la virgen, pero con un buen audiocomentario, entrevistas, making of o escenas eliminadas… soy fácil de convencer si la película me gusta.
Me contabas que usas una base de datos para no repetir títulos. ¿Aun así, has tenido que decir alguna vez eso de: «mierda, ya la tenía»?
Demasiadas. Uso una base de datos (ANT Movie Catalog) para llevar el control de lo que tengo en el ordenador y exporto un Excel para llevarlo en el móvil y tenerlo a mano. Pero, por distintos motivos —que pueden ir desde erratas, descuidos, cambios de título o falta de actualización en algún momento—, me ha pasado.
Si me doy cuenta a tiempo, la cambio en la tienda; si no, mi hermano se lleva algún regalito en forma de DVD, que también le gusta el formato físico.
Lo que más rabia me da es ver «Ellas dan el golpe», pensar «creo que la tengo», buscarla en el Excel, ver que no está, comprarla y, al llegar a casa, verla repetida. Luego miras en la base de datos y la tienes como Ellas dan el «gople». Ahí te rebotas, pero bueno… más se perdió en la guerra 😅😅😅
De no caber en casa a tener tu propia sala de cine
Cuando ya no cabía ni una estantería más, llegó la oportunidad de oro: una casa antigua con un establo reformable. Lo convirtió en una sala de cine con proyector, pantalla, insonorización y espacio para todo.
Eso de transformar un establo en sala de cine suena a sueño húmedo de cualquier coleccionista (no por ser un establo, pero sí por convertirlo en una sala de cine). ¿Cómo fue el proceso?
Bonita historia.
Empecé a salir en la universidad con la que ahora es mi esposa. No llevábamos mucho tiempo saliendo cuando un día me llevó a conocer a su familia, que vivía en la casa familiar de hacía casi dos siglos, en mitad de Barcelona. Era una casa antigua, cuidada, pero en la que lo que antaño fue un establo para caballos (todavía se veía el abrevadero) estaba dividido en un lavadero y un pequeño taller.
Ese mismo día le dije a mi mujer: «Si lo nuestro llega a algo, nos casamos y heredas esta casa… tiraré esa pared al suelo y montaré un cine ahí».
Lo que dije con 20 o 21 años se cumplió. Nos casamos. Por ley de vida heredó esa casa y, cuando la reformamos, del antiguo establo/taller/lavadero hice un cine.
También te digo que sabía que quería un cine, pero no tenía ni idea de cómo hacerlo. Quería pantalla, proyector y altavoces, pero ni la más remota idea de cómo montarlo.
Con muuucho tiempo fui leyendo, preguntando, informándome… Cuando me fui haciendo a la idea de qué necesitaba, vino la etapa de pedir presupuestos (otra gran odisea): tiendas especializadas, amigos, arquitectos con experiencia… Al final hice lo que pude hasta donde me llegó el bolsillo (y el permiso de mi santa esposa, que con cierto criterio me puso algún pero).
Pese a algún detalle que ahora quizás haría distinto, me siento orgulloso de tener mi rincón de cine en casa.
Antes de que me lo preguntes —que supongo que irás por ahí—, los «peros» de mi mujer fueron… 😅😅😅 «¿Que quieres butacas de cine? Pon un sofá, ¡tontolaba!» «¿Moqueta? ¿Pasarás tú la aspiradora?» «¿Cortina para tapar la pantalla? Vete a Phenomena.»
Entiendo que en alguna pretensión me vine arriba 😅😅😅. Pero sigue siendo mi espacio zen en casa 😜



¿Qué sentiste la primera vez que te sentaste ahí, apagas las luces y diste al «play»?
Fue por partes, porque un día te instalan el proyector, otro el sonido…
El primer día que la sala estuvo 100% operativa recuerdo llegar cerca de medianoche a casa (soy un tipo demasiado pluriempleado) y poner el primer Blu-ray que encontré: «Jurassic Park».
Le di caña al sonido y cada pisotón de los dinosaurios hacía temblar la sala. Buen momento para salir y comprobar la insonorización: enorme. Botabas en el sofá, pero salías al patio y apenas se escapaba un murmullo por la rejilla de ventilación. Solo me faltó poner el vaso con agua detector de dinosaurios.
Ese día me acosté tarde, pero feliz de haber cumplido un sueño.
¿Qué película estrenó oficialmente tu «santuario»?
El proyector, todavía sobre una silla antes de instalarlo en el techo y sin altavoces, lo probé con «Shrek», porque era el Blu-ray que tenía más a mano.
El sonido, cuando instalaron el 5.1 y colgaron el proyector en su sitio, lo probé con «Jurassic Park».
Pero la primera película con la que dije: «Ahora sí, quien quiera que venga y quien no, que se olvide de mí durante dos horas», fue «Star Wars: Una nueva esperanza».
Necesitaba escuchar la fanfarria de John Williams, ver los tres párrafos de rigor alejándose, aparecer el destructor imperial, los disparos entre los soldados imperiales y los rebeldes, a Darth Vader entre la humareda… Dejar la boca abierta y cerrarla dos horas después con la explosión de la Estrella de la Muerte, con el vello de punta y los ojos humedecidos.
La culminación de todos mis sueños de cine en casa fue esa.
En esa sala, ¿eres de ver las pelis solo o te gusta compartirlas con amigos o familia?
Me encanta compartirlas con mi mujer y mis hijos, ya adolescentes, pero coincidir en tiempo y gustos es complicado. Además, cuando veo una peli en la sala es para verla como en el cine: sin teléfono ni distracción alguna. Ahí soy algo talibán, y mi familia no tanto. Para ver algo mientras hago otra cosa ya tengo la tele del salón. Pero cuando se alinean los astros y veo algo con ellos, es lo mejor.
Con los amigos nos hemos echado algunas sesiones épicas (y las que vendrán). Tengo un par de colegas con los que coincidimos bastante en el amor por los zombis y el cine gamberro, y ver con ellos «Juan de los muertos» o «Bio-Zombie» pues como que vale la pena.
De todos modos, por horarios suelo ver muchas pelis solo (también cuando voy al cine). Tiene sus ventajas y sus inconvenientes.
Por un lado, si me apetece ver «cine quinqui», la trilogía de «El ciempiés humano», «Lo que el viento se llevó» o «El maquinista de la General», no tengo que dar explicaciones a nadie sobre la variedad de mis gustos.
Pero, por otro lado, sabe mal no poder comentar lo que acabo de ver. Tenía un amigo que siempre decía que «el vino no se bebe, se habla», porque le encantaba hablar de sus viñedos y comentar los matices del sabor. Se podría aplicar al cine: ver una buena peli y comentarla en buena compañía siempre renta más, pero al final, la mayoría de veces me toca ver los extras o buscar información en internet para acabar de saborearla.
El cine, como el buen vino, también se habla (no durante la película, pazguatos, luego).
Si se incendiara todo (esperemos que no), ¿qué tres cosas salvarías primero?
A mis hijos, a mi mujer y a los gatos, ¿no? (risas).
La verdad es que, de la sala con las pelis, los libros y los vinilos (también los hay por ahí)… en el tiempo que tardase en decidir qué salvar, ya habría ardido todo. Pero supongo que me llevaría el pack de la trilogía original de «Star Wars» firmado por Dave Prowse, porque es absolutamente irreemplazable por razones obvias; el Blu-ray de «El día de la bestia» firmado por Álex de la Iglesia, y seguramente después el pack de películas de «Godzilla» de la era Showa, porque me costó lo suyo encontrarlo (aunque, precisamente ayer, vi que lo volvían a tener en El Setanta-nou) y pagarlo.
Al final, todo lo que se puede pagar con dinero es «barato» en comparación con una caja firmada por Lord Vader.
Formato físico vs plataformas
Gabi tiene todas las plataformas principales, pero dice que echa en falta contenido clásico y que muchas veces los jóvenes no ven nada anterior al 2000. Aun así, sigue prefiriendo el formato físico, aunque lo complementa con el streaming.
¿Qué te da el formato físico que nunca te dará una plataforma?
Para empezar, lo que tengo en formato físico, lo tengo y siempre lo tendré (aunque algún disco me ha dejado de funcionar, y eso jode MUCHO).
Me ha pasado eso de saber que en tal plataforma hay una peli o una serie que quiero ver o revisionar, y que cuando me voy a poner a ello… ha desaparecido del catálogo. De las estanterías de mi casa no desaparecen.
Otro tema importante son los extras con los que vienen las buenas ediciones, que tampoco los encuentras online, claro.
Además, la variedad de títulos de mi colección ni está ni se la espera en ninguna plataforma. La mayoría se centran en cine reciente y comercial, y lo que puedas encontrar anterior a los 80 o en subgéneros específicos es puramente anecdótico.
También es justo decir que Filmin o incluso Movistar tienen algunas joyas que tampoco he encontrado en formato físico, y que gracias a las plataformas he descubierto títulos que de otro modo no creo que hubiese conocido.
Al final, ambos mundos se complementan, como bien dices, pese a que más de una vez sucede que la peli que quieres ver no la tienes y no está en ninguna plataforma. Ahí se te crea un vacío existencial y una necesidad que no sabías que tenías. 😅😅😅
¿Te ha pasado descubrir una peli en streaming y luego ir corriendo a comprarla en formato físico?
Y tanto.
Como decía antes, y aunque no sea lo más habitual, sí que me ha sucedido. Sobre todo en Filmin, que para mí es la mejor plataforma. Por su variedad de contenidos, su mezcla de géneros y el rango histórico que presenta su catálogo, quizás sería lo más parecido a un videoclub de los 80, donde lo mismo encuentras cine mudo que el último estreno comercial, pasando por clásicos de cualquier época, serie B, serie Z o erótico (sorprende que sea la única plataforma con un apartado específico).
Recuerdo, por ejemplo, descubrir ahí «Campamento sangriento» o «Noche de paz, noche de muerte», y en cuanto las encontré en físico se vinieron conmigo para casa.
Supongo que en su momento las vería en el videoclub, pero que mi yo de 9 o 10 años estaba más interesado en las películas de artes marciales de la «Bruceploitation» que en los slashers más atípicos.
Seguro que hay muchos más casos, pero sin duda estos son los primeros que me vienen a la cabeza. Y ojo, que no solo de cine de género vive el hombre. Seguro que encontraría ejemplos de cine clásico, rarezas y demás, pero esos dos casos fueron todo un descubrimiento inolvidable.
¿Cuál crees que es el mayor peligro para el formato físico ahora mismo?
Lo primero, la falta de oferta.
Cada vez se edita menos en España y se cierran espacios de venta. Hace unos años podías pasarte horas en FNAC o El Corte Inglés buscando pelis.
Lo que antes eran lineales y lineales de DVD ahora se ha quedado en poco o nada. Las tiendas especializadas han ido cerrando, y suerte que en Barcelona nos queda El Setanta-nou (y que conste que hablo de ellos sin comisión 😜).
Antes había otra tienda en la misma calle Tallers donde podías ir a buscar algo, pero cerró. Incluso en grandes superficies como Carrefour podías encontrar cosillas, pero eso ya pasó a mejor vida. Por suerte nos quedan las tiendas de segunda mano, La Metralleta de Madrid y cualquier otra donde aún puedas rebuscar en cajas cuando las encuentres. El vídeo mató los cines de barrio y las plataformas están matando el formato físico.
Siempre nos queda visitar otros países donde la oferta de físico se mantiene mucho mejor que aquí. En el Reino Unido o Francia, por ejemplo, se encuentran cosas impensables. Cada vez que hago algún viaje intento saber dónde ir a echar un vistazo y dejo espacio en la maleta, pero últimamente es más difícil.
El año pasado fui a Los Ángeles y pensaba que sería la leche para buscar DVD o BD, pero cuando fui al local de referencia de la zona resultó ser un videoclub impresionante, sí, pero dedicado al alquiler. Mi gozo en un pozo.
En Nueva York, un par de años atrás, sí que encontré material y me dejé una pasta en rarezas, pero ni la meca del cine apuesta ya por el coleccionismo. Londres y FOPP o su filmoteca, de todos modos, de momento no fallan… pero prepara la cartera. 😅😅😅
También me preocupa la durabilidad de los discos. Cuando viví el cambio del vinilo al CD o del VHS al DVD, se decía que el soporte digital sería poco menos que eterno. Que un disco tardaba 100 años en degradarse y cosas así. No creo estar aquí dentro de 100 años para comprobar si ciertos discos siguen funcionando, pero algunos ya te digo que me han durado bien poco, tratándolos como dioses.
¿Cómo convencerías a alguien de 20 años para que empiece a coleccionar?
Complicado.
Mis hijos están en esa edad y he tenido el mismo éxito que cuando mi padre intentó inculcarme su pasión por la filatelia. No han vivido la época dorada del formato físico, ni en VHS ni en DVD (y si acaso, los pilló de muy niños), así que no saben mirar atrás.
Mis hijos no tienen ni un solo CD de música: tiran de Spotify todo el día escuchando sus cosas. Si acaso, mi hijo todavía pide juegos de PS4 o PS5 y alguno le cae en disco.
Pero en cuestiones de cine… cuando quieren ver una peli, la buscan en plataformas, y si no la encuentran, es cuando les sorprendo: si no está en Netflix, está en «Papix». Pero dudo que me sigan la onda. Hay un salto generacional importante, parecido al de los «X-Men», y los hijos «mutantes» evolucionan a otro ritmo.
Me «enfado» con ellos cuando les digo: «¿Qué co*** haces viendo Harry Potter en el móvil cuando puedes verla en la sala de cine?». No sé si lo entiendo, pero sin duda, no lo comparto.
De todos modos, y respecto a las nuevas generaciones, diré que soy maestro de Primaria e intento inculcar algo más allá del inglés que enseño. Parte de ello puede ser el respeto a las generaciones que nos preceden y a su cultura, que es la de sus padres y abuelos.
El cine y sus formas de contar historias en imágenes tienen más de un siglo de historia. A veces lo consigo: llevar a 100 niños a ver una película de cine mudo en la sala de actos del cole y observarlos en silencio viendo «El maquinista de la General», o ponerles la versión japonesa de «Hachiko» y que no pestañee nadie, son pequeños milagros que a veces suceden.
Pero veo difícil inculcar el amor por el formato físico. Si enciendes una pequeña luz, encontrarán la forma de descargar el contenido con la app de moda. En este aspecto, tengo pocas esperanzas.
¿Crees que el físico resurgirá o cada vez será más nicho para locos como nosotros?
Pues no sé qué decirte. Yo mismo recuperé el placer por el vinilo (espero que no me pase como con el cine, porque se piden cantidades exageradas por un buen LP) cuando pensaba que estaba muerto. ¡Ojalá ocurra lo mismo con el formato físico!
Al final, lo que depende de otros —como las plataformas— no depende de uno mismo, y a mí me gusta tener mi vida y mi ocio bajo control.
Ojalá el cine en formato doméstico viva el mismo resurgir que ha tenido la música con el vinilo.
El otro día fui a El Corte Inglés a buscar películas y salí sin ninguna… pero con dos discos y 60 euros menos. Siempre hay un tonto que compra el doble álbum de «Buena Vista Social Club» por 35 euros o la BSO de «The Greatest Showman» por 25. Si el cine consigue eso, sobrevivirá. Pero seducir al «tonto» de turno (o sea, yo) no será tarea fácil.
Siempre nos quedará el mercado de segunda mano.
Piezas especiales y anécdotas de coleccionista
En su colección hay unas 2.500 películas y algunas piezas curiosas: la trilogía de Star Wars firmada por Dave Prowse, una edición de El Día de la Bestia dedicada por Álex de la Iglesia —tras una anécdota de Sitges—, y varias rarezas de Godzilla.
La anécdota de de Álex de la Iglesia es realmente buena. ¿Quieres contarla? ¿Qué sentiste cuando abriste el paquete?
Lo de Álex de la Iglesia y Sitges fue surrealista, puro buñuelismo. Vale decir que mi relación con el Festival es mágica, pero eso daría para otra entrevista.
El caso es que iba al estreno en Sitges de «800 balas» y supe que De la Iglesia estaría en la proyección, así que cogí mi DVD de «El día de la bestia», compré un rotulador plateado para que se viera bien sobre el fondo oscuro de la carátula y fui pensando: «En cuanto lo pille, le pido una firma».
Voy al Auditori de Sitges, presenta la peli, la veo y, en cuanto empiezan los títulos de crédito finales, salgo corriendo hacia su asiento, DVD y rotulador en mano. Lo tengo a menos de un metro y un segurata me echa de malas maneras. Me quedo frustrado, pero como soy obediente, me retiro sin firma ni nada.
Años más tarde, surge una charla en Twitter y explico mi experiencia. Al cabo de unos minutos, Álex de la Iglesia me sigue y me manda un mensaje privado pidiéndome mis datos personales. ¿WTF? Se los paso, y una semana más tarde me llega por correo el Blu-ray dedicado. 😳😳😳
Podría vivir mil años y no sé si volvería a experimentar un momento así. Si Álex de la Iglesia lee esto algún día —aunque ya lo hice—, se lo vuelvo a agradecer INFINITAMENTE.
Y mi cara, ya te digo, INIMAGINABLE.
Además, lo recibí poco antes de Navidad. Vi la peli, TODOS los extras y, cuando terminé, puse el Blu-ray en el árbol de Navidad cual estrella. Uno de los mejores momentos cinéfilos de mi vida.
¡GRACIAS, ÁLEX!

Entre tus piezas especiales, ¿cuál dirías que tiene más valor sentimental?
Además de la historia con «El día de la bestia», ya te he hablado de la trilogía original de «Star Wars» firmada por Dave Prowse.
Ese año, el Festival de Sitges coincidió con la Star Wars Convention, diría que en diciembre. Mi primera hija había nacido en septiembre, así que para el Festival y la Convención no tenía ni tres meses. Mi mujer y yo fuimos con ella al salón Tramuntana (el mismo donde hicimos nuestro baile nupcial —ya te digo que mi relación con Sitges es IMPORTANTE—) y, con la niña en brazos, fui a que Dave Prowse me firmara la caja de los DVD.
La niña se quedó dormida en mis brazos y, cuando nos tocó el turno, ahí estábamos. Le dije a Dave Prowse: «Un día le diré a mi hija que estuvo con Darth Vader y se quedó dormida». El tipo se rió, y cuando me preguntó a quién dedicársela, le dije que a mi hija. Error, porque aunque me lo agradece y recuerdo cómo disfrutó la primera vez que vio destruir la Estrella de la Muerte, tampoco ha acabado de seguir mi vena cinéfila.
Total, que ahora tengo la caja de Star Wars dedicada a Alba. Mi hija es más fan de OT o de La Isla de las Tentaciones que de Star Wars, pero aun así creo que es la pieza a la que le tengo más cariño de toda mi videoteca.

¿Qué edición te gustaría conseguir algún día pero aún se te resiste?
No soy un loco de las ediciones especiales, steelbooks o ediciones de coleccionista con cromos, figuritas y demás —aunque alguna tengo—, pero ¿sabes qué peli se me resiste? «Condorman», una película seguramente flojísima de Disney sobre un dibujante de cómics que se disfraza de superhéroe para que las historias que dibuja sean reales.
Creo que está editada en España y se encuentra a la venta por internet, pero soy más de buscar en tiendas que de comprar online. Algún día me cansaré y la encontraré en alguna web, pero el bien más preciado es el que se desea y no el que se tiene. Cada cierto tiempo le pido a Disney+ que la añadan al catálogo, pero hasta ahora no me han hecho ni caso.
También me encantaría tener una comedia en blanco y negro titulada «Champán para el César», sobre un tipo que participa en un concurso de preguntas y respuestas en la radio. Va acumulando premios hasta que se encuentra en la tesitura de responder correctamente a la pregunta final y arruinar al patrocinador del concurso (que resulta ser el padre de su novia) o fallar a propósito y salvar la economía de la familia política. Es la primera película que recuerdo haber visto en mi vida, y algún día la tendré.
De momento, ambas están descargadas en algún disco duro de casa, pero ahí no cuentan. Las «necesito» en físico.
Me dijiste que te gastaste todo lo que te habían pagado por un evento en FNAC. ¿Quieres compartirlo? Si hoy te pasara lo mismo, ¿en qué te lo dejarías?
Otra historia del abuelo Cebolleta 😅
Además de maestro, soy speaker de eventos deportivos y demás, y un día me contrataron para presentar un evento en un centro comercial. Había quedado con mi mujer en que ella me pasaría a buscar por allí a la hora de finalización, pero el show terminó antes de lo previsto y ese día me pagaron en efectivo en lugar del ingreso habitual por nómina.
En vez de ir a tomar un café o hacer tiempo, me fui a una tienda cercana, bien surtida de VHS (no hablo de ayer precisamente), y con el dinero calentito en el bolsillo me metí cual elefante en una cacharrería, sin privarme de nada.
Eso de «easy come, easy go»…
Me dejé las 40.000 pesetas (unos 240 euros al cambio actual, pero que cundían mucho más) que acababa de cobrar y todavía puse algo de mi parte para terminar de pagar el calentón que me dio. Salí sin un céntimo, pero cargado de bolsas con un pack brutal de «Hitchcock» y todo lo que me pusieron por delante. En ese momento creo que fue la compra más compulsiva de mi vida, aunque quizás la haya superado posteriormente.
Mejor no pensarlo. 😅😅😅
Hoy en día he aprendido a comprar mejor, y no sé si haría lo mismo (qué puñetas, seguramente sí). Puestos a que me caiga un bolo bien pagado y me dé por gastarme la pasta en el momento, supongo que me lanzaría a por algún pack de importación contundente, que a menudo veo alguno y me echo atrás.
Ya puestos, la colección de «Bruceploitation» de Severin tendría bastantes papeletas. Son 14 pelis de los clones o imitadores de Bruce Lee que aparecieron tras su muerte, a cual peor, todo sea dicho, pero que viene con un documental absolutamente brillante que descubrí en Sitges.
El pack salía por cerca de 200 dólares, aunque al menos conseguí el documental suelto en Londres. No descarto comprar la colección entera de caspa karateka algún día, pero sería en un calentón parecido al de aquel día.
¿Cuál ha sido tu mayor «chollo» o hallazgo de segunda mano?
Chollo, por barato e inesperado, recuerdo «Friday Night Lights» (soy muy fan del fútbol americano) en El Setanta-nou por 2 euros. Si me hubiesen pedido 20 también los habría pagado con gusto, y no besé al cajero por puro decoro, pero se lo dije.
En cuanto a segunda mano, cuando me pongo, salgo fácil con 20 o 30 pelis y se me hace difícil recordar un título puntual.
Sí que es cierto que en el mercado de segunda mano encuentro dos tipos de tiendas: unas que saben lo que tienen y venden la chatarra a precio de chatarra y lo bueno más caro, y otras, a menudo en mercadillos, donde si te topas con la aguja en el pajar puedes pillar la joya de la corona casi regalada. Pero ahí ya hay que tener mucha suerte y tampoco quedan tantos sitios.
La gente, por lo general, sabe qué vende, aunque a alguno se le va un poco la pinza poniendo precios.

Cine, gustos y filosofía cinéfaga
Gabi se define más «cinéfago» que cinéfilo, devora de todo: desde «Campamento Sangriento» hasta «7 novias para 7 hermanos». Tiene debilidad por el terror, lo fantástico y el cine de los 80, pero disfruta de cualquier género si hay alma.
Me encanta eso de «cinéfago». ¿Cuál es la última película que te has zampado sin remordimientos?
Estos días he estado por Sitges y, aunque no pude ver demasiado, me gustó mucho «No dejes a los niños solos», que ganó el premio a la mejor película iberoamericana. Llena de tópicos y plagios/homenajes hasta hartarte, pero me dejó buen sabor de boca después de algún otro título fallido. No deja de ser un «Solo en casa» mexicano y bien cabrón, que dirían ahí, pero vale la pena.
Fuera del género fantástico, y habiendo visitado Cuba este verano, tenía en casa «Buena Vista Social Club» y finalmente la vi. Me enamoró el documental (un género que cada día disfruto más) y, obviamente, la banda sonora, que compré en cuanto la vi. 1000% recomendable con un mojito o un buen ron en la mano.
Al final, remordimientos no tengo cuando veo algo. Si me gusta, lo veo; si no, lo dejo a medias y a otra cosa, mariposa. Pocas veces sucede, pero tampoco pierdo el tiempo en algo que no me llega.
Ya el tema de los «guilty pleasures» o placeres culpables se lo dejo a otros. Conozco y reconozco el concepto, pero vergüenzas a mi edad, las justas, que me acerco a los 50.
Hay cada castaña que me atrapa cada vez que me pilla que para qué. «Cocktail» o «Road House», por poner dos ejemplos ochenteros, son dos bodriacos exagerados, pero nunca me resisto a ellos. Sin pena ni remordimiento. 😜
Si tuvieras que elegir una década para quedarte a vivir cinematográficamente, ¿cuál sería?
Nací en el 76, así que me crié y crecí en los 80, y los de los 80 somos muy pesados reivindicando nuestra década, pero no seré yo quien rompa la tradición.
En los 70 hubo MUY buen cine, comercial y no tanto: «Tiburón», «Star Wars», «Taxi Driver», «El Padrino», «La naranja mecánica», «Alien», «Superman»… no acabaría nunca. Pero los 80… son los míos.
Recuerdo ver los grandes hits en el cine de estreno y se me pone la piel de gallina pensando en todo lo que hizo Spielberg en esos años: el cine más comercial y palomitero, pero también otros títulos que en mi niñez no me interesaban porque eran «para mayores» y que luego descubrí, como «Érase una vez en América», «El precio del poder», «Blade Runner» (que de pequeño me pareció un tostón y ahora la adoro), «La misión» o «El resplandor».
En esa década iba al cine de estreno a ver los cuatro o cinco grandes estrenos del año, pero luego mis padres nos mandaban a mis hermanos y a mí al Texas o al Delicias (cines de sesión doble míticos en Barcelona) casi cada sábado por la tarde, para tener un poco de calma en casa.
Y entre cines, vídeo y algo de música, crecí feliz. Como dicen esos: «no soy nostálgico, porque ya no hay nostalgias como las de antes» 😜
¿Hay alguna peli que defiendas a capa y espada y todos tus amigos odien?
Todas 😂😂😂😂
Bueno, obviamente no todas, pero mi gusto es bastante amplio y, aunque conozco los gustos de mis amigos y suelo aconsejarles según eso, en ocasiones he tenido algún encontronazo.
Recuerdo recomendar emocionado a un colega «Hereditary» porque quería una peli de miedo malrollista, y cuando la vio no me mandó a tomar por culo por pura educación. En mi defensa diré que también le recomendé «Rec» y, tras la primera, luego se metió una sobredosis de la 2, la 3 y la 4 de una tacada 😅
Ya más en general, podría decir que a «Avatar» le cae mucho hate por mil razones, que puedo entender, pero a mí me encanta. Pasé del DVD al Blu-ray por ella. Visualmente da un salto de calidad de esos que marcan época y, aunque la historia sea «Pocahontas» en azul, a mí me mola y punto.
No me pongo en gustos particulares, que los míos pueden ser raros, pero los casos de «Hereditary» muy en particular y «Avatar» más en clave mainstream serían los primeros que me vienen a la cabeza.
¿Y alguna que todo el mundo adora pero tú no puedes con ella?
Buah, en cuanto me hiciste la pregunta anterior esperaba esta, y aquí no tengo NINGUNA duda: «Amélie». No puedo. Lo he intentado un par de veces, pero lo que te decía antes: perder el tiempo, lo justo.
¡Qué peñazo, por Dios!
Puedo apreciar su estética, su técnica y una banda sonora que realmente me gusta, pero a los diez minutos de peli me supera. No puedo con ella.
Y es curioso, porque un amigo me recomendó «Moulin Rouge» y, no sé por qué, me fié de su criterio, la compré a ciegas y me encantó. Al tiempo me recomendó «Amélie», me volví a fiar de su criterio y la cagué… y CÓMO la cagué.
Sé que no soy el único que la detesta, pero es uno de esos fenómenos que gustan mucho y que yo no trago ni con embudo.
¿Qué peli te gustaría que tus alumnos vieran al menos una vez en su vida?
Bufff, buena pregunta.
Aunque he dado clase desde los 6 hasta los 16 años, lo mío es Primaria, de 6 a 12. Hablando a nivel educativo, si actualmente diese clase en Secundaria, la respuesta es clarísima: «La ola».
A mí me han dado palos por «zurdo» y por «facha» (no me gustan los términos, pero son los que se usan) y, en términos políticos, intento mantener mis ideas totalmente al margen de mi profesión, más aún cuando bastante tengo con que mis alumnos aprendan las bases del inglés.
Más allá de eso, entiendo que «La ola» es una película estupenda para que los jóvenes aprendan a pensar por sí mismos.
Con los peques, que son mi mundo, lo tengo más fácil. Dos o tres veces al año les cae alguna peli en versión original si cumplen con sus tareas, y una de las que les suelo colar es «Regreso al futuro». ¡Cómo les engancha!
Chavales que sufren con el inglés, que no van sobrados de lectura, con 8 o 9 años ven el beso del baile del Encantamiento bajo el mar y aplauden. Esa y «Los Goonies» son dos éxitos seguros a esas edades.
A los 10 o 12 años les enseño informática en inglés, y «Juegos de guerra» es otro peliculón al que se le saca mucho jugo: los inicios de internet, los arcades, la seguridad en la red… alucinan.
El Festival de Sitges y el coleccionista en tienda
Lleva casi 30 años yendo a Sitges, comprando en stands como El 79 o CineAsia. No es fan de comprar online; prefiere el contacto físico, rebuscar entre cajas y hablar con otros frikis de lo mismo.
Sitges es como Disneyland para los amantes del cine fantástico. ¿Cuál ha sido tu compra más épica allí?
Desde el 97 solo me he perdido la edición de 2020 por el tema del Covid.
He ido a ver dos pelis o veinte, pero en octubre no falto. Incluso tuve el placer de dar una charla sobre wrestling en el Brigadoon, un año en que se le dedicó un espacio al tema.
Y, obviamente, las visitas a las tiendas forman parte del evento. Creo que alguna caza de 40 o 50 pelis he hecho entre 79, CasaAsia (mítica) y otros puestos. Este año fui con el freno de mano puesto y me contuve, pero a la semana siguiente pasé otra vez por mi tienda favorita (ya no digo el nombre, que parezco un comercial) y cayó otra buena.
De todos modos, mi mejor momento en Sitges fue pedirle la mano a la que hoy es mi esposa.
Salir de ver una sesión de «Godzilla contra Mothra» del 63, de madrugada, y que no me mandase al carajo me hizo ver que ERA ELLA. Sin anillo y con un par le pedí matrimonio, y dijo que sí (no en Sitges, sino en Cunit, al ladito, que es donde teníamos alojamiento).
Pero, cerca de 30 años más tarde, todavía me aguanta. Increíble. En Sitges nos casamos, hicimos la cena en el Melià y el baile en el Tramuntana. Matrimonio made in Festival 100%.
¿Qué sientes cuando encuentras esa edición que llevas tiempo buscando y la tienes por fin en las manos?
Pues mola mucho, para qué engañarte. Soy más de títulos que de ediciones pero cuando encuentras esa peli que ni sabías que estaba editada, que ni buscabas, y aparece ahí. ¡BOOM!
Me ha pasado hace nada con «Lucha sin límite» de Hulk Hogan. Me encanta esa peli. De esas tan malas que le da la vuelta al marcador y se convierte voluntaria o involuntariamente en cómica. Lógico teniendo en cuenta que el guión lo escribieron dos grandes literatos como son el mismo Hulk Hogan y Vince McMahon (el entonces propietario de la WWE) en un fin de semana. La había visto mil veces en VHS de chaval, pero nunca pensé que alguien la editara en Blu-ray en España.
Pero me he ido un poco de tu pregunta, que iba más encaminada en hacerte por fin con aquello que llevas tiempo buscando.
Tengo un par de packs que se hicieron de rogar. Por un lado, el que te decía antes de «Godzilla». Lo tuvieron bastante tiempo en El 79 y cada vez que iba lo miraba, me miraba… era como cuando había animalitos en los escaparates de las tiendas de animales y te enamorabas de un cachorrito. Una historia de amor a fuego lento.
Me echaba atrás el precio hasta que una mañana dije, «basta, cuando salga de trabajar voy y lo compro.»
Pero mi sorpresa fue llegar y ver que tras no sé cuánto tiempo, mi «cachorrito» había desaparecido. Lo habían vendido el día antes. Bonito cabreo pillé por indeciso. No sabía si lo iban a reeditar e incluso busqué por internet (no soy nada de compras online) para sacarme la espinita pero estaba agotado.
En un viaje a Londres con mi mujer la convencí para ir a un par de tiendas de DVD y cuando lo vi, me lancé a por él. Me dieron un palo importante en libras esterlinas pero le explique al de la tienda mi historia con ese pack y me dijo que cuando lo sacaron por primera vez, volaron todos los que tenían en una semana y que lo acababan de reeditar y poner a la venta de nuevo esa semana y que yo me llevaba el último.
Aunque quizás el pack que más tiempo he tardado en conseguir fue la colección de James Bond. Mira que la han sacado veces y en distintos formatos, pero me esquivaba desde que la quise en VHS.
Era ese regalo de Navidad que siempre pedías y que nunca llegaba. Esas palabras que tanto odiamos los coleccionistas, «agotado» y «descatalogado», las escuchaba cada vez que iba a por ese pack.
Me pasó con el VHS, con el DVD en varias ocasiones y al final, después de más de 20 años, una Navidad Papa Noel se apiadó de mí y me regaló el pack en Blu-ray. Supongo que se cansaría de recibir siempre la misma carta y al final cedió.
La sensación fue un poco como cuando el pequeño John se liga a la reina del baile en la fiesta de graduación. Felicidad absoluta y todas las fiestas viendo Bond día y noche.

No te había contado la historia de la edición de Godzilla que compré en Japón.
Allá va.
Para mis 40 años, mi mujer me regaló un viaje allí, y más allá de ir a la caza de Godzilla (la cantidad de referencias que hay al MONSTRUO, en mayúsculas, es una locura), descubrí que habían lanzado un coleccionable por fascículos con sus películas. En cada quiosco y librería encontraba los números 2 y 3, pero me empeñé en conseguir el primero… y al final lo logré.
Una pedazo de caja con pósters, cómics y otros materiales, junto con la película original. Y claro, cayó. ¡Vaya si cayó!
La tenía ya en DVD, y mi reproductor multizona había muerto, pero aunque no pueda leer el disco y todo el contenido esté en japonés, no podía faltar en mi colección.

¿Tienes alguna rutina cuando vas a las tiendas o ferias? (rollo «voy directo a la zona de terror» o «empiezo por la Z y subo»)
En El Setanta-nou siempre empiezo por las mesas de ofertas y luego me suelo meter en la zona de terror, el pequeño pasillo que une las dos alas de la tienda, donde suele haber fantaterror y algunos packs. Ya en el ala izquierda, normalmente curioseo por musicales y Elvis Presley (sus pelis son uno de los muchos placeres culpables que tengo).
Si creo que no voy muy cargado, acabo dando una vueltecita por el resto de secciones, que siempre cae algo que no tenía en mente.
Cuando miro por cajas me pone un poco de los nervios tener a alguien al lado, y normalmente las miro a dos manos —una para cada fila de películas— y rapidito, que pase el siguiente pero sin agobiar.
Tampoco es mal método si vas a tiendas como La Metralleta o el local de enfrente (creía que eran de los mismos dueños y alguien me dijo que no, resolvedme la duda, por favor). O vas a dos manos o se te va la tarde entera mirando.
Algo así me pasó en el Cineaddicte, en el barrio de Gràcia de Barcelona. Tenían tantísimo material que no había visto que, incluso yendo rápido, no me dio tiempo a acabarme la tienda en un día y volví a la semana siguiente para finalizar la tarea.
Menudas dos tardes de caza me pegué y menudas charlas con la dueña, encantadora. Se habla poco de esta tienda en redes sociales, pero es un TEMPLO. Si vais, preparad la cartera y espacio en casa, porque saldréis cargados.
En ferias, stands en festivales y demás, tres cuartos de lo mismo, pero no me suelo ir sin verlo todo, que nunca se sabe qué te puedes encontrar… ni si lo volverás a ver.
¿Recuerdas la última vez que te temblaron las piernas viendo una edición en persona?
En persona no recuerdo, pero cada vez que me meto en la web de Severin doy gracias por no ser amante de las compras por internet.
Las piernas no sé, pero la VISA temblaría de verdad. Joder, la de chuladas que tienen. Pero según ande el cambio dólar/euro y con los gastos de envío, después de la VISA temblaría la economía familiar.
Algo parecido me pasa con la tienda de la Filmoteca Británica.
La Virgen y San José si fuera rico… me la llevaría entera. Pocas veces me he repetido a mí mismo «Gabi, córtate un poco» tantas veces como la primera vez que fui. ASOMBROSO.
Si tuvieras que montar un stand en Sitges con pelis de tu colección, ¿cómo lo organizarías?
Pues no me lo he planteado nunca, pero supongo que lo haría parecido a como lo tengo en casa: orden alfabético y los packs aparte. Separar por géneros puede ser complicado, ya lo intenté una vez y me rendí a la primera.
Lo que sí me gustaba mucho era cómo lo tenían montado en el stand de CineAsia, que este año eché de menos. Tenían su catálogo en unos álbumes, los ibas ojeando e ibas pidiendo. A veces tocaba esperar a que quedase un álbum libre, pero evitabas agobios, apretones y brazos adelantándose por derecha e izquierda… No era mal sistema.
Despedida
Gabi es de esos tipos con los que puedes estar horas hablando de cine, de colecciones y de la vida. Su historia mezcla nostalgia, pasión y un amor absoluto por lo tangible, por ese «clic» del disco al entrar en el reproductor.
Y aunque ahora su voz no solo suena en los pabellones, sino también en su propio «santuario», queda claro que detrás del speaker y del maestro hay algo más: un coleccionista de corazón, de los que no se curan jamás.
Gracias por la charla, Gabi. Y ya sabes: si alguna vez te sobra hueco en esa sala… aquí tienes a otro loco del formato físico con ganas de ver una peli como Dios manda.
¿Ya ha acabado la entrevista? ¡Me lo he pasado espectacular contestando tus preguntas! Cuando me pongo a hablar, y más de cine, no tengo freno.
Solo añadir que, aunque los haya citado veinte veces, no tengo ningún trato de favor con El 79, aunque me encanta su tienda, sus ediciones y su ambiente. Lo mismo podría decir de Cineaddicte, aunque tenga un enfoque totalmente distinto. Es un lujo tener tiendas así o Video Instant en Barcelona.
No sé qué haría si viviese en otro sitio… posiblemente aburrirme y montar un cineclub o algo para darle sentido a mi existencia 😅
Un abrazo enorme a todos los que hayáis llegado hasta el final de esta entrevista, en la que me he enrollado lo suyo, pero como he dicho antes: «el cine no se ve, se habla». Y tener la oportunidad de hablar de cine es un lujazo.
Gracias por la entrevista a este pequeño coleccionista, y cuando vengas a Barcelona, estás más que invitado a visitar mi pequeño santuario cinéfago.
¡Larga vida al cine y al formato físico!
















