No sé si esto es amor verdadero, una «red flag» coleccionista… o una mezcla rara de ambas.
Pero lo confieso sin vergüenza: tengo cinco ediciones distintas de la trilogía de Regreso al Futuro. Sí, la misma trilogía, multiplicada por cinco. Y me siento razonablemente orgulloso de ello.
Todo empezó con una caja de DVD que parecía un VHS. Un empaque grande, gordote, con aspecto retro. De esos que no caben bien en ninguna estantería, pero que molaban tanto que te daba igual. Esa fue mi primera edición de Regreso al Futuro. Y claro, era el principio de algo.
Porque después llegó el digipack en DVD con funda azul, bien ilustrado, con disco de extras y diseño de los que ya no se hacen. Lo abrías y era como desplegar un DeLorean. Lo mirabas y sonaba la música de Alan Silvestri en tu cabeza. Esa edición sí que era especial. Pero claro, los años pasan, y el salto al HD era inevitable.
Así que llegó el Blu-ray. Otro digipack, otra funda, otra excusa perfecta. Más compacto, más molón, con brillos y texturas que te hipnotizan si los miras mucho rato. Y aunque ya me sabía cada línea de diálogo, la volví a ver en 1080p con la emoción del primer día.
Luego llegó el 4K. El pack más modesto de todos, sin tanta floritura… pero ¡eh!, ¡son discos en 4K! Eso ya son palabras mayores. Colores mejorados, grano fino, el condensador de fluzo luciendo como nunca. Quizá la edición no era tan bonita como las anteriores, pero lo que importa está dentro. Como los DeLoreans: por fuera parecen un coche raro, pero por dentro te llevan al pasado.
Y claro, no podían faltar los Steelbooks. ¿Cómo no iba a tener los Steelbooks de Regreso al Futuro? Si brilla, lo quiero. Si tiene arte exclusivo, lo necesito. Si son tres y hacen mosaico cuando los juntas, pues ya está, me han cazado. Compra directa.
Y lo peor (o lo mejor) es que sé que hay más ediciones. Italianas, japonesas, con libretos, con postales, con chapas, con la matrícula de «OUTATIME» en miniatura. Pero tampoco quiero pasarme. Tengo mis principios. Regreso al Futuro sí, pero sin hipotecar el DeLorean.
Además, no soy de los que acumulan por acumular. Con otras pelis, cuando llega una edición mejor, vendo la anterior sin pestañear. Me quedo con la definitiva y listo.
Pero Regreso al Futuro… no.
Con Regreso al Futuro no se hace eso.
Regreso al Futuro es mi religión.
Y si un día Universal saca otra edición más, con un ticket de Pepsi Perfect o una réplica del almanaque deportivo, sabes que voy a caer otra vez. Porque no es una trilogía. Es una parte de mí. Una constante. Un lugar feliz al que volver. Una excusa perfecta para ver cine, coleccionar bonito… y sentir que todo está bien en el espacio-tiempo.
Ah, y sí… también tengo merchandising.
Camisetas, tazas, algún Funko, el Almanaque deportivo, Playmobil, y hasta un DeLorean en miniatura. Porque si amas de verdad esta saga, no te basta con los discos. Pero esa… esa ya es otra historia.