Raúl Cerezo: Un director apasionado por el Formato Físico y la comunidad cinéfila online, listo para el futuro del cine

En la ecléctica y apasionante industria del cine, a menudo nos encontramos con talentos multifacéticos que fusionan sus pasiones personales con su trabajo creativo. Un ejemplo destacado de esta sinergia es el director español Raúl Cerezo, cuya carrera cinematográfica ha sido moldeada por su amor tanto por detrás como por delante de la cámara.

Raúl, que pertenece a la «cosecha del 76», comenzó a forjar su camino en el mundo del cine desde una edad muy temprana, grabando sus primeros cortometrajes antes de alcanzar la mayoría de edad. Desde entonces, su trayectoria ha sido una montaña rusa de éxitos y exploraciones, desde la dirección de festivales de cortometrajes hasta la creación de largometrajes que han cautivado al público.

Uno de los hitos más notables en su carrera llegó con «La pasajera», su primer largometraje, dirigido junto a Fernando González en 2021, y que cosechó un éxito notable en la plataforma de «streaming» Prime Video, y también en su lanzamiento en formato físico. En 2022, y de nuevo junto a Fernando, Raúl dirigió su segundo largometraje, «Viejos», que también tuvo su edición en formato físico. Las dos películas han sido hitos internacionales para nuestro género, vendiéndose a más de 100 países y recorriéndose los mejores festivales de todo el mundo, con abundantes premios.

Pero la historia de Raúl no se limita a su trabajo en el cine; también es un apasionado coleccionista de películas, lo que añade una dimensión única a su relación con el séptimo arte. En esta entrevista, exploraremos su fascinante viaje como director, su compromiso con el cine y su pasión por el coleccionismo, todo mientras desentrañamos los misterios detrás de sus cortos y largometrajes y sobre los próximos capítulos en su emocionante carrera.

HABLEMOS DE TUS INICIOS

Raúl, es un placer tenerte aquí para explorar tu apasionante carrera en el cine. Comencemos recordando tus inicios, esos primeros pasos como cineasta y cómo has llegado hasta el lugar en el que estás hoy. Queremos conocer más sobre tu viaje desde los cortometrajes hasta los largometrajes, y los momentos clave que marcaron el comienzo de tu trayectoria.

Comenzaste a hacer cortometrajes a una edad temprana, alcanzando un logro significativo con «Lenguas» en 1997. ¿Qué te motivó a adentrarte en el mundo del cine desde una edad tan joven?

Mi abuelo, y el espectáculo único que era el cine. De donde yo vengo, un planeta ya lejano, el cine era el mayor espectáculo que existía y todos los niños nos fascinábamos. El día que decidí dedicarme fue con una experiencia muy curiosa. Había reventado la cinta VHS de «En busca del arca perdida» de tanto verla y se rompió la película en mi secuencia preferida, la persecución a caballo del camión. Poniendo celo por aquí y celo por allá, la película volvió a correr pero con la escena modificada. Y con dos cortes tan buenos como los que hizo Spielberg, aunque fuera por azar. Entonces me di cuenta que se podía, solo era cuestión de valentía, empeño, tiempo, pasión y trabajo (que no es poco). Y me puse manos a la obra: cada vez iba peor en los estudios porque cada vez estudiaba más cine leyendo, viendo y reflexionando. Pronto dejé el camino común y encarrilé en donde yo quería. Empecé a hacer cortos en el 95 y funcionaban en festivales, lo cual me daba gasolina para seguir y así fui alimentándome hasta llegar a «Lenguas», nuestro primer cortometraje con cámara de vídeo profesionales, más presupuesto y profesionales como Colin Arthur en el equipo. Así que, como puedes ver, me dedico al cine por el físico: un VHS.

Después de tu éxito con «Escarnio» en 2004, comenzaste a dirigir festivales de cortometrajes con «ESCORTO». ¿Cuál fue tu visión detrás de la creación de este festival y qué esperabas lograr con él?

Reconozco que siempre he sido muy crítico con las programaciones en los festivales. Pienso que muchas veces están muy condicionadas por demasiadas cosas más allá de la calidad y un Festival debería ser una celebración del cine y de la calidad. Eso no significa que mi criterio sea el único bueno, pero sí noto en las programaciones falta de trabajo objetivo en ese aspecto. También suelen ser un desastre las proyecciones y eso me pone muy triste, porque son lugares del culto al cine y no lo puedes ver peor que en tu casa. Y eso me llevó a hacer festivales: la obsesión de grandes programaciones y grandes proyecciones. A día de hoy, llevo más de cien ediciones dirigidas y creo que nadie, jamás, nos ha reprochado esos dos factores. Y eso es lo que disfruto: gente disfrutando de buen cine en las mejores condiciones. Y eso también te hace reunir a la gente más capacitada y de ahí también salen los negocios. Creo que la misión está cumplida. No di un paso más allá a realizar festivales grandes, pese a ofertas, porque a mí me gusta hacer las cosas plenas en donde me meto y eso me llevaría a dedicarme solo a eso y no es mi intención, mi intención es la ficción.

«8», que dirigiste en 2011, ha tenido un gran recorrido en festivales y ha recibido numerosos premios. ¿Cómo describirías la evolución de tu estilo de dirección a lo largo de tu carrera, y qué crees que distingue a «8» de tus proyectos anteriores?

«8» ya fue un proyecto con el presupuesto que merecía y con un equipo completo de cine, ya es tratado como una película y todo se dimensiona de esa manera. Se trabaja a todos los niveles con el presupuesto adecuado. Y lo bonito es que da resultados: recorre festivales de todo el mundo, casi 300, consiguiendo el récord para un corto de género, en participación en festivales, y gana en sitios como en Sitges, el Melies, etc. ¿Problema? No tener escrita una película y no poder aprovechar el tirón. Pero bueno, de todo se aprende. No me pasará mas. Los errores son las mejores lecciones, aunque duelan. Precisamente lo son porque duelen. Por otro lado, mi estilo de dirección creo que es reconocible desde entonces. Mucha gente amante de «Viejos» me han dicho que les ha encantado ver al tipo de «8» allí dentro y eso es precioso. Con más vivencia y experiencia, inquietudes diferentes, sí, pero soy el mismo.

Después de la desaparición de «ESCORTO», continuaste apoyando y promoviendo obras de cortometraje a través de «Córtate» y «Cortópolis». ¿Cuál es la importancia de dar visibilidad a los cortometrajes en la industria cinematográfica y cómo han contribuido estos esfuerzos a la comunidad de cineastas de cortometrajes?

Hice los que citas y otros 4 y, sinceramente, creo que conseguimos contribuir, con otros tantos, a cambiar la importancia del cortometraje en España y a tratarlo como se merece. Nacieron varias asociaciones para velar por el cortometraje, por sus proyecciones, por su trato a seleccionados y por sus derechos. Nosotros estuvimos ahí activamente y lo seguimos estando, contribuyendo incansablemente con varias producciones anuales constantes que respetan al máximo la importancia del el corto, que es toda. Es la importancia del embarazo en un ser humano, entre otras muchas, sin dejar de ser algo autónomo e irremplazable, algo libre y puro. Eso hace que los cineastas futuros empiecen rápidamente a entender de qué va esto y a tener una raíces fuertes para nuestra industria.

Has participado en una variedad de festivales y has sido reconocido por tu contribución al cine de cortometraje. ¿Cuál es tu opinión sobre el panorama del cortometraje en España y cuál crees que es su futuro?

El panorama ahora mismo es inmejorable. Se hacen innumerables cortos, hay mejores y peores cosechas pero el nivel es alto, somos el país que, probablemente, más contribuya al respecto, y nuestras obras recorren todo el mundo con éxito. El futuro es mantener esta condición y de ese mantenimiento nos iremos nutriendo y creciendo, no hay más. Es una forma artística que ya no necesita reivindicación porque ya está en la cúspide. El corto español es líder y cada año, desde hace ya algunos, lo demuestra.

La puesta en escena y la dirección son aspectos destacados en tu trabajo. ¿Puedes compartir algunos de tus enfoques y técnicas preferidas para lograr una narración visual efectiva en tus cortometrajes?

La misma que en las películas: el lenguaje. Que cada píxel del plano tenga un significado y vaya estrechamente ligado a tu historia. Los directores tenemos una responsabilidad muy grande dando planos al espectador, porque llamas toda su atención con eso durante la proyección y ellos te están dando su alma durante un tiempo. Deberíamos luchar por no fallarles en la exspresión. Me da mucha grima cuando veo tanto cine donde tiran la cámara para cubrir y si es con muchas cámaras, mejor. Lo veo muy poco respeto por el oficio.

Como alguien que ha estado involucrado en la industria del cine desde una edad temprana, ¿Cómo has visto evolucionar el cine español a lo largo de los años y cuáles son los desafíos y oportunidades actuales?

Pregunta compleja, desde luego, sobre todo habiendo sido parte de 113 cortos y teniendo una respuesta que daría para un libro.

El cine español ha evolucionado lento pero firme, piensa que yo vengo de tiempos de Pajares y Esteso (aunque ese cine aquí sigue gustando y es el que sigue haciendo taquilla). Hemos conseguido, aunque sea en pequeñas muestras, realizar casi todo tipo de cine sin rubor y con varios logros. Fuera de España nos adoran, sobre todo a los que hacemos género, que nos tienen por dioses. Mucho más que aquí, pero es que aquí han viciado mucho el sector con opiniones políticas y sociales que muchas veces nadie ha pedido. Creo que no es un sector para dar lecciones morales constantemente y eso nos ha causado un alejamiento de nuestro público, al cual solo conquistamos dándole comedia familiar porque en eso somos los ases, pero también es cierto que no son ya los tiempos de Berlanga en cuanto a resultados artísticos.

Nuestro cine tiene aún muchas más posibilidades que resultados, sigue yendo muy lento, sin entender de comunicación con su público y pese a que se va adaptando y consiguiendo grandes logros, creo que aún está a un bajo por ciento de sus posibilidades. Pero avanzamos, lentos pero firmes, como decía arriba. Por otro lado, oportunidades pocas y desafíos todos. Sigue siendo muy difícil debutar, muy difícil hacer más de una película y muy difícil navegar con personalidad.

Creo que el necesario sistema de subvenciones, al que a día de hoy no tengo nada que reprocharle en cuanto a inversión, debería de ser revisado debido a la diversidad de lo subvencionado más allá de muchas cosas sociales que a veces chocan con el producto que el público demanda. Pienso que tenemos algo maravilloso que no está del todo pulido. Pero sigamos avanzando, que tenemos la mejor materia prima del mundo. Somos muy imperfectos pero tenemos los ingredientes para serlo menos.

REPASO A TUS LARGOMETRAJES

Pasemos a hablar de tus largometrajes, Raúl. «La pasajera» tuvo un impacto significativo y con «Viejos», te enfrentaste a un nuevo desafío. Queremos adentrarnos en el mundo de tus largometrajes, conocer tus enfoques y cómo te enfrentas a la creación de historias en un formato más amplio.

«La pasajera» tuvo un éxito notable en Prime Video, alcanzando la cifra de 1.500.000 espectadores que van subiendo cada día. ¿Cómo influyó esta experiencia en tu enfoque y expectativas para tu siguiente película, «Viejos»?

La verdad es que no afectó nada en «Viejos» porque tuvimos la fortuna de hacer algo insólito en España: hacer «Viejos» cuando aún no se había estrenado «La Pasajera», seguiditas, del tirón, sin pensar nada más que en avanzar en ese tren que pasaba y que había que coger. Tres años volcados en contar las dos películas que ahora pasan factura y nos han hecho descansar un tiempo hasta emprender la tercera. Eran películas muy diferentes y fue algo muy rico porque te podías probar como narrador en diferentes campos de batalla. Fue muy bonito y enriquecedor porque, a su vez, teníamos que ser los mismos y ser fiel a nosotros mismos. Una experiencia que seguramente nunca se repita porque trabajamos con productores que nos dieron libertad absoluta. Veremos qué nos depara el futuro.

«Viejos» es una película de terror novedosa y diferente a «La pasajera». ¿Qué nos puedes contar sobre la inspiración detrás de tu última película y cómo abordaste la creación de su atmósfera aterradora?

La industria del cine es complicada y la española ni te cuento, por eso «Viejos» tardó diez años en ver la luz y eso llevó a una evolución constante del proyecto, donde siempre se mantenía el tono diferente de expresión pero con el COVID y demás sucesos, la película se moldeaba porque nosotros éramos otras personas.

Las primeras versiones eran parecidas en sus dos primeros tercios pero muy diferente en el último, ya que aquello se convertía en «Evil Dead». Ahora tiene más coherencia con el tono de la película y es más contenida, más «Semilla del Diablo» y menos «Guerra Mundial Z». El respeto a los mayores y mi obsesión por escuchar su vivencia es algo que comparto con Javier Trigales y Rubén Sánchez Trigos, los coguionistas, pero también comparto el miedo que pueden dar los ancianos visualmente y es algo que, cuando empezamos a escribir la película, era muy poco explotado.

Temimos por la película ya que ahora el terror geriátrico es un subgénero, pero sobrevivimos por ser una película que no se parecía a ninguna de las producidas. La atmósfera la trabajamos desde un punto de vista pictórico, no terrorífico. Algo muy autóctono como el mundo de Goya y sus pinturas negras, con esa mezcla de infierno y cotidianidad. Nacho Aguilar, el director de fotografía, y Laura Lostalé, la directora de arte, se sumergieron en los lienzos para partir de ahí de cara a la película. Huíamos de la cinefilia, la cual muchas veces se carga la personalidad de las películas y es más mismo. El sonido, trabajado en diseño con Robert HG, también tenía que tener esa mezcla de ruido de cuchara de sopa y nave espacial. Ha sido un proyecto muy bonito de realizar.

En «Viejos», exploras temas profundos como el suicidio y la sabiduría de los ancianos. ¿Puedes compartir más sobre la narrativa y los mensajes que deseabas transmitir con esta película?

La soledad, la ignorancia y la falta de visión que tenemos los humanos creo que es un hecho clarísimo a tenor del triste paraje al que nos dirigimos. Una de las manifestaciones más claras es que provocamos suicidios, desolamos a nuestros ancianos y estamos capturados por una sociedad donde unos pocos tienen mucho dinero para que la mayoría consuma las propiedades de esos pocos. Una sociedad donde solo se piensa en disfrutar y disfrutar, sin darnos cuenta de que nos engañan, ya que para ese disfrute nos embargan la mayor parte del día trabajando.

No tenemos un mal sistema pero falta mucho por pulir al respecto. Toda esa estupidez humana, que debería ser castigada, la exploramos con la figura de nuestros ancianos en la película, los cuales no tenemos ni idea de lo valiosos que son y recurrimos a ellos entre risas y mofa. Incluso cuando hablamos de ellos con admiración, lo hacemos con una posición de superioridad absurda. Todo este aliento apocalíptico es lo que impregna la película, dorado con un cambio climático que quizá no sea tal, quizá sea un castigo del cielo. ¿Divino? Que juzque el espectador tras vez la película.

¿Cómo abordas la diversidad de géneros y estilos en tu trabajo creativo y cómo eliges tus proyectos?

Las mejores películas de terror, y te diría de cualquier género, no se pliegan solo a su género principal sino a otros muchos que componen el puzle. Eso hace que una película sea rica, creíble, con varios conflictos que podamos identificarnos y con una pirámide de vivencia que nos hace interesarnos mucho más. Como creador, se me hace irresistible.

Adoro el terror, pero ese que se cuela por la rendija de tu puerta, que coquetea con todo lo que tienes todos los días: risa, drama, problemas sociales… Esa combinación siempre me ha encantado en el cine de género y es la que me seduce. Es la que considero esencial para que yo me meta en una película sumado a que me chifle. Y si no me chifla, podría hacerla pero por una cantidad razonable de dinero para perder ese valor.

Por supuesto, creo en los encargos llevados a tu mundo. No se acaban nuestros días porque pasen esas cosas y grandes películas pueden salir de ahí. Adoro El Resplandor por lo terrorífica que es, pero también porque nos habla del alcoholismo, los matrimonios desestructurados, la locura, la soledad y el más allá entendido como algo catártico y humano. Y eso me pasa con todas las películas de género que adoro, el mucho horizonte que tienen. Y eso es lo que quiero hacer mientras se pueda.

El boca a boca desempeñó un papel importante en el éxito de «La pasajera». ¿Cómo consideras que el marketing y la promoción de una película influyen en su recepción por parte del público en la era digital?

Todo es política y todo es marketing. Una película tiene serias posibilidades de que todo el mundo la vea, incluso que la valore en su injusta medida, si va acompañada de una campaña millonaria a su lado. Cuando no la tienes, como es nuestro caso, solo triunfamos si tenemos marketing gratuito: el boca a boca, que es una fuerte campaña de marketing de la manera más bonita, gente diciendo que vean tu película porque les ha gustado. Y así es como «La Pasajera» se convirtió en una película que ha visto todo el mundo y en lo que esperamos que se convierta «Viejos». Obviamente, no es sólo eso, sino que tienes que hacer un producto que te compren los lugares adecuados para visibilidad, pero el marketing siempre es lo único, como la política. Entendiendo eso, luego es ponerte a trabajar duro y ver qué pasa, porque nada es seguro, porque nadie sabe nada.

En tus largometrajes, trabajaste en colaboración con Fernando González. ¿Cómo fue la experiencia de co-dirigir la película y cómo se dividen las responsabilidades en un proyecto conjunto?

En «La Pasajera» fue por necesidad. Él tenia la llave para la productora y yo tenía la llave de un proyecto que le darían su segunda película inminente, así que le ofrecí codirigir a cambio de que me llevara allí, pensando en que haríamos ésta y ninguna otra. La cosa es que salió bien y ahí seguimos, juntos, sin renunciar a trabajar solos si se tercia, pero tampoco a trabajar juntos de nuevo. Trabajamos como mente colmena, no dividimos nada. Yo puedo responder la película como mía solo y él también. No puede haber nada en la película que horrorice al otro. Es un método de mucho diálogo y muy de dejarse el ego en la puerta, pensando solo en la película. Lo de dejarse el ego en esto de dirigir suele ser complicado, por eso hay tan pocas direcciones que funcionen.

¿Tienes algún género o director favorito que te haya inspirado particularmente en tu carrera como director?

Polanski, Spielberg, Kubrick, Carpenter, Paul Thomas Anderson, Buñuel, Berlanga, Bergman, Saura y Scorsese son los diez de hoy, pero te podría decir diez mañana. Adoro el terror, el thriller y la acción (no la gruesa), pero me encanta cualquier género con buenos proyectos mediante y no me cierro a inspeccionar más en ellos.

¿Cómo influye tu pasión por el cine en tu trabajo creativo y qué películas han sido particularmente influyentes en tu carrera?

Películas, pues innumerables, la verdad. No quiero citarte unas para no dejarme otras tantas en el tintero, pero sí puedo decirte que mi pasión por el cine ha sido el motor que a día de hoy me sigue rugiendo. Sin eso, yo sería una piltrafa y lucho para que no se acabe jamás. Venga, te digo una película que me ha influido mucho: «Magnolia», de PTA. Fíjate, un drama, qué cosas.

TU PASIÓN POR EL COLECCIONISMO

Es fascinante saber que eres un apasionado coleccionista de películas en formato físico, Raúl. Vamos a indagar un poco más sobre esta faceta de tu vida.

¿Cuáles son algunos de los títulos o ediciones especiales que ocupan un lugar especial en tu colección y que han influido en tu apreciación por el cine a lo largo de los años?

Vaya, ésa es como la pregunta que me hacías hace poco de las pelis favoritas. Tantos que haría falta un libro. Ediciones como la de «El Joven Lincoln», «La Puerta del cielo», el «Hulk» de Ang Lee o «Tiburón» me han llevado varios pasos más allá en lo que sé y en lo que soy.

La pasión por el cine en formato físico es compartida por los coleccionistas. ¿Qué significa para ti el formato físico y cómo influye en tu apreciación del cine?

El físico es primordial para entender el fetiche del cine, su importancia, su gran aportación a la cultura y su belleza estética y sentimiento de posesión que puedes llegar a tener con ellas. Es algo fascinante e incluso erótico. Son tesoros. Nadie puede entender esto sin haber echado muchas horas de estudio, visionado, gozo didáctico y reflexión. Se me encharcan los ojos solo de pensar en ellas y de saber lo mucho que se pierde la gente aunque cada uno con sus cosas.

La pasión por el cine y la colección de películas van de la mano. ¿Cómo influye tu colección personal en tu trabajo como director y cómo te inspira en la creación de nuevas historias y proyectos cinematográficos?

Mucho. Es mi gimnasio. Siempre que estoy rodando o preparando una película, me separo de 8 a 10 títulos esenciales en sus mejores ediciones y me los veo, estudio y escudriño, extras incluidos (los interesantes, como los audiocomentarios o piezas similares), durante todo el proceso. A veces solo veo secuencias o a veces las veo enteras y acudo a los momentos que me parecen más significativos. Por otro lado, siempre que tengo algún bajón anímico o creativo acudo al mismo proceso y siempre, siempre funciona. Siempre me recuerda lo que soy y para que estoy en este mundo. Todo viene de ahí.

La comunidad de coleccionistas de películas valora las ediciones especiales y los extras. ¿Cuál es tu opinión sobre el valor de los extras y las características especiales en las ediciones físicas de las películas?

Obviamente, una de las grandes virtudes del físico es tener material extra para completar la película. De hecho, es el único material que no puede conseguirse «por ahí» junto con la presentación física, ya sabes. El problema está en que cada vez se trabaja menos porque cada vez se vende menos y como las ganancias no son muchas, no interesa la inversión de tiempo y dinero. Mal hecho.

No me entra en la cabeza dedicarse a esto y no luchar por que el soporte físico, una manifestación artística preciosa y necesaria, siga existiendo. No es todo cosa del dinero, además de que no se pierde y algo se gana si se hacen las cosas bien, sino de contribuir a tu obra y al mercado físico, que es tu obligación como profesional. Otra cosa es que tengas acuerdos que no te permite hacerlo debido a otros intereses, ahí no tengo nada que decir.

Eso sí, los que se ponen a realizar extras que se olviden de la morralla, por favor, que hay demasiada o casi toda. Eso ha hecho que perdamos mucho espectador de extras por el camino. Bueno, eso más la cantidad de tiempo que perdemos conectados, pero si hacemos las cosas bien y tratamos los extras como la película, recuperaremos terreno y nos pareceremos un poquito a mercados tan ricos como el alemán. Luchemos, no está todo perdido.

Algunos coleccionistas disfrutan de la búsqueda de rarezas y ediciones limitadas. ¿Cuál ha sido tu hallazgo más memorable o difícil de conseguir como coleccionista de películas?

He realizado muchas de estas maravillosas locuras más joven, siendo un Indiana Jones del físico, un auténtico arqueólogo intrépido y despiadado. Ahora es raro que me ocurra, a no ser que se me cruce algo entre ceja y ceja y acuda a Wallapop y similares y no cese hasta que lo encuentre, pero no son proezas tan significativas como cuando conseguí la edición en dvd de «Jackie Brown» con la loquísima entrevista de Robert de Niro y Tarantino, donde aquél se levantaba y decía que se largaba porque perdía un avión y les dejaba tirados de repente. Hubo un tiempo que era inconseguible (ignoro cómo estará ahora pero ya no será tan valiosa porque la entrevista ya está en Youtube). Tengo muchas más locuras pero la memoria es muy traicionera y el exceso de compras también.

En el mundo digital actual, ¿cómo encuentras un equilibrio entre la conveniencia de las plataformas de streaming y tu amor por el formato físico de películas?

Aparentemente, en España y la mayoría del mundo, es una batalla perdida pero yo soy muy amante y cabezota al respecto. La gente no quiere cosas físicas del cine, ocupan espacio y crean polvo, no las usan y además no les llama la atención. Encima, tienen en su tele miles de películas sin abrir la bandeja de su reproductor. Pero claro, ¿Qué pasa con el coleccionista, con el estudioso o con el profesional? Habría que seguir cuidándole porque el formato físico nos da más calidad, opciones, presentación y posesión debido a que, no lo olvidemos, los títulos de una plataforma son efímeros como ya han demostrado los últimos devenires de los acontecimientos.

Como director y coleccionista, ¿cómo ves el papel del formato físico en la preservación a largo plazo del cine y su importancia en la era digital?

Imprescindible, como digo al final de la pregunta anterior. Lo físico en propiedad permanece, lo digital en plataforma es alquilado y está en manos de otras personas.

PRESENCIA EN FOROS Y REDES SOCIALES

Raúl, en el pasado estuviste muy involucrado en foros dedicados al cine y comunidades cinéfilas, incluso participaste en debates apasionados. Nos gustaría saber cómo ha sido esa experiencia y cómo ha evolucionado tu relación con la comunidad cinéfila “online”

¿Cómo crees que esta experiencia en la comunidad de cinéfilos “online” ha influido en tu perspectiva y en tu trabajo como director de cine?

Gran parte de lo que he aprendido viene de esos debates enriquecedores, sangrientos, mugrientos, placenteros, constructivos, destructivos y necesarios. En el mundo real, es muy difícil encontrar gente que sepa de cine y quiera debatir largo y tendido. En la comunidad online, están todos los que necesitan hacerlo y los tienes a la carta. Le he echado, y le sigo echando, muchas horas. Soy adicto. Adicto a debatir, a aprender, desaprender y, sobre todo, a leer todo lo que dicen de mis películas. Lo bueno, lo malo, lo regular, lo divino y lo humano. Sufro mucho, pero también disfruto lo que no está escrito y aprendo como un salvaje. Renunciar a esto es lo mismo que pertenecer a la generación del 27 y no disfrutar en el Café Gijón.

Qué recuerdos o lecciones destacadas obtuviste de esas discusiones y cómo ha evolucionado tu relación con la comunidad «online» desde entonces?

Gran parte de mi vida la he pasado metido en esos lugares y luego lo cambié por redes sociales, donde ya no es lo mismo pero también tengo allí grandes amigos, virtuales y físicos. No es lo mismo porque en los foros quedaba escrito, sentías que lo que dejabas podía ser leído por mucha gente durante toda la vida y, quién sabe, igual hasta aprender algo. Las redes sociales pueden ser divertidas, pero son efímeras y pertenecen a la cultura de la inmediatez. Por eso he vuelto a los foros y sigo disfrutando como entonces. Obviamente, no con la intensidad de entonces, uno ya tiene una edad, pero sí he vuelto a percibir un sitio donde un avatar solo se preocupa de aportar y epatar con su texto, no hay nada más. Y ahí está la magia. Ahí está toda la carne en el asador.

A medida que avanzas en tu carrera como director, ¿Cómo manejas el equilibrio entre tus responsabilidades en el cine y tu participación en redes sociales?

La verdad es que soy muy activo. Unos me dicen que demasiado, otros me dicen que mi trabajo allí es muy valioso. No tengo la respuesta. Sí pienso que soy demasiado adicto y apasionado, pienso que debería pasar menos tiempo y que igual no es tan bueno como pienso, pero luego te pones a hablar con un japonés sobre tu obra o sobre la obra del de enfrente y me vuelvo a sentir un privilegiado. Qué sé yo. Qué sabe nadie.

Los foros de cine y las redes sociales a menudo son lugares donde los amantes del cine comparten opiniones y críticas. ¿Cómo percibes la relación entre la crítica «online» y la crítica profesional en el mundo del cine?

Otro tema complejo. Todo el mundo tiene derecho a opinar, pero creo que la democratización ha hecho mucho daño al ensayo sobre el cine y al oficio de construir o deconstruir una película tras su estudio con un texto. Cualquiera opina y a cualquiera le vale esa opinión como sentencia y no tiene necesidad de acudir al profesional. Entonces, he notado que se ha desdibujado la línea entre el usuario demócrata y el profesional, entonces es un problema, porque muchas veces acudes al profesional y te encuentras a alguien menos válido que el usuario medio.

Todo se ha vuelto demasiado anárquico y creo que ahora mismo la lectura sobre cine online está demasiado embarullada, gobernada por los clickbaits, las votaciones anónimas, los listados del inferno y los comments llenos de odio. Y eso me provoca rechazo. Mucho rechazo. Ojalá todo se organice. Creo que al final es una cuestión de organización, pero es muy complejo, ya digo. Mucho.

¿Crees que tu experiencia previa en foros de cine ha influido en la forma en que recibes críticas y opiniones sobre tus propias películas y cómo manejas la retroalimentación de los espectadores en la actualidad?

Yo he sido muy hater y muy troll. Siempre sin maldad, buscando más el picar que el comer, pero lo he sido. Eso me ha dado grandes amigos y grandes enemigos, muchos aún llenos de odio porque me metía con «Los Goonies», cosa que hoy día jamás se me ocurriría y menos en sitios donde se disfruta. Pero lo he hecho y me he reformado.

Al haberlo sido, sabes empatizar con ese tipo de usuario, comprenderle y sacar de él lo mejor. Tras una madurez de lectura, ya nada te hace tanto daño como para no entender las cosas. Y por eso creo que nos va tan bien en ciertos ámbitos. Mis disgustos me ha costado y muchos disgustos he dado. Has dado en el clavo: retroalimentación.

MIREMOS HACIA EL FUTURO

Finalmente, queremos mirar hacia el futuro, Raúl. Estamos ansiosos por descubrir qué nos depara el futuro en tu carrera.

¿Puedes adelantarnos algunos detalles sobre tus próximos proyectos cinematográficos y las historias que te gustaría contar en el futuro?

Poco puedo decirte porque de momento hay muchas cosas, pero siguen siendo proyectos y de los proyectos no se habla, porque ya sabes que el estado natural de un proyecto de película es que no exista. Como proyecto inminente, voy a abrir una escuela de cine en el centro de Madrid con mi compi Fernando González y socios ingleses, Kurious, escuela que pretende ser muy innovadora y de enfoque muy diferente a lo habitual, con vocación internacional.

Asimismo, quedan buenas noticias para «La Pasajera» y «Viejos», sobre todo en USA y alguna muy bonita en España. Y cosas, muchas cosas. Yo sigo interesado en el género, lo cotidiano, el cine de personajes y el coqueteo con otros géneros. Y, por supuesto, me gustaría hacer cosas de otros géneros, así que seguimos trabajando en muchas cosas.

Como director, ¿hay algún género o tipo de película que aún no hayas explorado y que te gustaría abordar en tu carrera?

El cine deportivo, le adoro. Me motiva, me divierte y es el que más disfruto cuando está bien hecho. Experiencias como «Rocky» son únicas y, de hecho, es la película por la que me dedico a esto y, como decía Friedkin, la más inspiradora de la historia, algo de un valor incalculable, un tesoro eterno. Tengo una serie y una película muy embrionarias pero que mataría por filmar. También adoro el buen cine de acción y no hago ascos a una buena comedia. Todos estos géneros, de una manera u otra, ya han tenido muestras en el cine que he hecho.

Con la evolución constante de la tecnología cinematográfica, ¿Qué aspectos de la dirección de cine te emocionan más para el futuro y cómo planeas aprovechar estas oportunidades?

Me muero por usar la IA en las películas que haga cuando, por supuesto, lo pidan. No demonicemos las innovaciones porque nos asusta su poder. Recibámoslas, convivamos con ellas y saquemos todos el máximo partido.

¿Cuál es tu visión y aspiración a largo plazo como director de cine, y cómo esperas que evolucione tu trabajo en los próximos años?

Me encantaría que se me reconociera la presencia en las películas porque vean a alguien incansable entregado a la historia y al espectador. Alguien que sepa que Cerezo está detrás porque reconoce su labor. No hablo de ego ni tampoco hablo de ser muy presente y entorpecer a la historia, sino de saber que uno está ahí, contigo, igual que tú estás conmigo por la obra común visitada. Creo que por ahora eso se ha conseguido y es lo que más disfruto. Estoy muy agradecido ante todo el cariño ofrecido. Espero profundizar y experimentar todo lo posible en todo lo que haga y, sobre todo, seguir teniendo mucha comunicación internacional. No hay placer más grande que ver cómo se exporta tu cine por diferentes culturas.

¡Gracias por compartir más detalles sobre tu pasión por el coleccionismo y tu experiencia en la comunidad cinéfila, Raúl! Es fascinante ver cómo tu amor por el cine en formato físico y tu participación en debates y discusiones «online» han influido en tu carrera como director.

Tus comentarios sobre la importancia de preservar el formato físico en el cine y la necesidad de cuidar los extras y ediciones especiales son muy valiosos. También es interesante tu entusiasmo por explorar nuevos géneros cinematográficos, como el cine deportivo, y tu disposición a utilizar la inteligencia artificial en tus proyectos futuros.

Esperamos con interés ver tus próximas películas y seguir tu carrera en constante evolución. ¡Te deseamos mucho éxito en tus proyectos cinematográficos y en la apertura de la escuela de cine en Madrid!

¡Gracias por compartir tu visión y aspiraciones a largo plazo como director de cine!

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