Un clásico del western que nunca pasa de moda
Hubo un tiempo en que el western estaba más muerto que el saloon después de un tiroteo.
A principios de los 80, Hollywood había pasado página: los cowboys habían dejado paso a los jedis, los arqueólogos aventureros y los policías duros con camiseta blanca y peinado imposible. Pero entonces llegó Lawrence Kasdan, uno de los tipos con más olfato narrativo de su generación, y dijo: «¿Y si resucitamos el western… pero con energía ochentera?».
Así nació Silverado (1985), una carta de amor a las películas del Oeste de toda la vida, pero rodada con el pulso de una superproducción moderna.
Kasdan, que venía de escribir «El Imperio Contraataca» y «En busca del Arca Perdida», entendió perfectamente la fórmula: héroes carismáticos, paisajes inmensos y una historia donde la amistad pesa más que las balas.

El resultado fue un western luminoso, con espíritu aventurero y sin ese aire melancólico de los crepúsculos de Clint Eastwood.
Silverado no pretendía reinventar el género: quería recordarnos por qué nos enamoramos de él en primer lugar. Y vaya si lo consiguió.
Desde su estreno, se convirtió en una especie de puente entre generaciones: los veteranos veían renacer los códigos clásicos, y los jóvenes descubrían que aún había oro en el polvo del Oeste.
Es una de esas películas que te hacen soñar con cabalgar al atardecer, aunque tu única montura sea el sofá del salón.
Un reparto de leyenda
Parte del secreto de Silverado está en su reparto absolutamente de lujo. Y no lo digo porque sean famosos hoy: en aquel momento, muchos de ellos aún no habían «explotado».
Tenemos a Kevin Kline, con su elegancia natural incluso lleno de polvo y sudor; Scott Glenn, con esa mirada tranquila de tipo que ha visto demasiado; y Danny Glover, que aporta al grupo un corazón enorme y una calma que equilibra toda la locura.
Y luego está Kevin Costner. ¡Qué decir!
El papel que le catapultó definitivamente y donde parece un niño con una pistola nueva. Su personaje, Jake, es pura energía: se lanza al barro, se ríe de todo y tiene ese brillo en los ojos de quien aún no sabe que va a convertirse en una estrella. Su entrada en escena, saltando desde una celda y disparando a todo lo que se mueve, es puro cine.
La química entre los cuatro protagonistas es de esas que no se fabrican: o existe, o no.
Aquí, cada plano rebosa camaradería, humor y aventura. No hay postureo ni dramatismos: solo tipos con sombrero, con un código moral claro y muchas ganas de hacer justicia a su manera.
Kasdan consigue lo que pocos directores han logrado: hacer que el western parezca divertido otra vez. Sin renunciar al polvo, al sol ni a los tiroteos, Silverado respira optimismo, compañerismo y ese aroma a cine clásico que te deja con una sonrisa cuando caen los créditos.
¿Por qué Silverado sigue funcionando hoy?
Porque tiene algo que el cine actual ha olvidado: el sentido de la aventura sin cinismo.
Silverado no se ríe del western ni lo deconstruye; simplemente lo celebra. Es una peli que cree en los héroes, en los valores de la amistad y la justicia, y en que a veces una buena cabalgada puede arreglarlo todo (o al menos, hacerlo más llevadero).
Kasdan no intenta hacer un western crepuscular, como los de Eastwood o Peckinpah, donde todo huele a fin de una era. Lo suyo es otra cosa: un renacimiento lleno de luz, con paisajes que parecen pintados con pinceladas de John Ford pero bañados por la energía de los 80.
Hay ritmo, hay humor y hay una sensación constante de que cada plano está hecho con amor al género.
Visualmente, la película es una delicia.
La fotografía de John Bailey aprovecha cada amanecer, cada nube y cada polvo del desierto para construir un western casi pictórico.
Y la banda sonora de Bruce Broughton —ojo, candidata al Oscar— le da ese toque épico que te levanta del sofá. Es de esas partituras que te dan ganas de comprarte un sombrero de vaquero y silbar mirando el horizonte.
Y luego está el detalle más importante: Silverado no envejece porque no se toma demasiado en serio. Tiene acción, emoción y humor en dosis justas. No hay discursos grandilocuentes ni moralinas: solo personajes bien escritos, un ritmo ágil y una historia clásica que se deja disfrutar de principio a fin.
En tiempos donde muchas películas parecen hechas con plantilla, Silverado sigue recordándonos que cuando el cine se hace con pasión, el paso del tiempo no pesa.
Y por eso, cuatro décadas después, sigue siendo una joya escondida del western moderno.
Un Steelbook que huele a polvo, aventura y cine del bueno
Y ahora sí: pasemos al terreno que más nos gusta a los coleccionistas.
Porque si Silverado ya era una joya del western moderno, su nueva edición en Steelbook 4K es directamente un homenaje al propio mito del Oeste.
Sony Pictures ha hecho un trabajo espectacular —y Arvi Licensing se ha encargado de traerlo a nuestras tierras como merece— con una presentación que entra por los ojos desde el primer segundo.
El Steelbook de Silverado en 4K luce un arte principal precioso, con los cuatro protagonistas cabalgando a toda velocidad sobre un fondo anaranjado que parece sacado de un atardecer eterno. Es un diseño vibrante, casi pictórico, inspirado en la esencia aventurera de la película. En la contraportada, la silueta de los jinetes recortándose contra el cielo al caer el sol es puro cine: ese tipo de imagen que podrías enmarcar sin dudarlo.
Por dentro, la cosa no se queda atrás.
El interior está ilustrado con una imagen de los cuatro héroes en plena acción, transmitiendo esa energía coral que define la película. No hay un centímetro vacío: todo está pensado para que, al abrirlo, te sientas dentro de la cabalgada.
La serigrafía de los discos también es un acierto: el 4K muestra las figuras de los vaqueros sobre el horizonte, mientras que el Blu-ray luce una estrella de sheriff que encaja como un guante con la temática. Detalles, sí, pero de esos que marcan la diferencia cuando abres una edición y te das cuenta de que está hecha con cariño.
El conjunto tiene ese aire de clásico reivindicado, de título que por fin recibe el trato que merecía en formato físico. Y verlo así, en steelbook, con ese arte tan bonito, da gusto. No solo es una edición bonita: es una edición que respeta la película y al fan.









Calidad técnica: el Oeste nunca se vio (ni sonó) tan bien
Si algo deja claro esta edición es que Sony Pictures sigue siendo una referencia en restauraciones 4K. El Blu-ray ya ofrece una imagen muy buena, con ese grano fino que da gusto ver en cine clásico, pero el salto al 4K es otra liga.
La definición es espectacular: cada textura del polvo, cada arruga del cuero y cada reflejo del sol en los rifles se sienten casi táctiles.
El aspect ratio 2.39:1 conserva el formato panorámico original, y el trabajo en HDR10 y Dolby Vision es para quitarse el sombrero.
Los amaneceres y atardeceres de Silverado —tan importantes en su tono visual— lucen con una intensidad y una gradación de color que simplemente no existían en las ediciones anteriores. La luz, el color, los contrastes… todo brilla como si acabara de salir del negativo.
En el apartado sonoro, la película también responde con nota. Tenemos varias pistas, entre ellas:
Castellano en Dolby Digital 5.1 y Inglés en Dolby Atmos 7.1 y DTS-HD Master Audio 5.1.
Y sí, siempre hay algún purista que dirá que la pista en castellano debería haber llegado también en Atmos (y no le bajas de ahí). Pero seamos sinceros: el doblaje suena limpio, equilibrado y con buena espacialidad, y la mezcla original en Atmos está ahí para quien quiera disfrutarla en versión original con toda su potencia envolvente (como hago yo).
No hace falta buscarle tres balas al revólver: la experiencia sonora global es excelente.
El resultado final es un tratamiento audiovisual de primera, de esos que hacen justicia a la película y te recuerdan lo que puede ofrecer el formato físico cuando se hace bien.
En resumen: Silverado luce y suena como nunca antes lo habíamos visto… ni escuchado.
Extras: el oro escondido en la mina
Sony no se ha olvidado de los que disfrutamos rebuscando entre los menús en busca de material adicional. Y aunque el disco 4K viene más justo, el Blu-ray compensa con contenidos que amplían la experiencia de forma muy interesante.
En el disco 4K encontramos el tráiler original de cine (2’01”), una pequeña cápsula de nostalgia que recuerda cómo se vendían las películas antes de las redes y los algoritmos. Puro sabor ochentero.
Pero la chicha está en el Blu-ray, que incluye tres piezas que como fan del western agradecerás:
- Por la senda de Silverado, un comentario a cargo de historiadores del género que analizan la película desde su contexto y legado. Ideal para descubrir detalles y guiños que se escapan en el primer visionado.
- Regreso a Silverado con Kevin Costner (21'01"), donde el propio actor recuerda la experiencia del rodaje, sus inicios y cómo esta película cambió su carrera. Verle hablar con ese entusiasmo es una delicia.
- Cómo se hizo Silverado (37'01"), un making of clásico, lleno de anécdotas, entrevistas y material de archivo. De esos documentales sinceros, sin pretensiones, donde se nota el cariño con que se rodó todo.
En conjunto, un bloque de extras de calidad, centrado en el valor histórico y humano de la película, que complementa perfectamente la restauración técnica.
Conclusiones: un viaje al Oeste que merece un lugar en tu estantería
Silverado es una de esas películas que te reconcilian con el cine de aventuras puro, el que no necesita efectos digitales ni discursos sobre la condición humana para emocionar. Tiene alma, tiene ritmo y, casi 40 años después, sigue cabalgando con orgullo entre los grandes westerns modernos.
Y esta edición en Steelbook 4K es el homenaje definitivo que se merecía.
Imagen y sonido de altura, una presentación preciosa, materiales adicionales bien escogidos y ese encanto de los lanzamientos físicos que hacen que abrir la caja sea casi un ritual.
En tiempos de streaming efímero y catálogos que desaparecen sin aviso, tener Silverado así, en tu colección, es una forma de resistir. De seguir creyendo en el valor de las buenas historias y en el placer de poner un disco, sentarte y dejarte llevar.
Porque sí, los cowboys ya no dominan el cine… pero mientras existan ediciones como esta, el Oeste seguirá cabalgando en nuestras estanterías.
Ficha de la edición

Ficha de la película


















